En homenaje a su gran trayectoria literaria, la escritora sanandresana Hazel Robinson, autora de múltiples novelas y libros de cuentos que dan cuenta de la historia y orígenes del Caribe insular (San Andrés, Providencia y Santa Catalina), recibió la Medalla al Mérito de la Universidad del Norte durante la apertura del VI Congreso de Literatura: Álvaro Cepeda Samudio y Hazel Robinson, organizado por la Maestría en Literatura y Escrituras Creativas, en el auditorio Marvel Moreno.

El evento gratuito, que este año reflexiona sobre la obra literaria de estos dos grandes exponentes de las letras del Caribe colombiano, desarrolla del 5 al 7 de octubre conferencias, charlas, proyección de película, presentaciones de libros y exposición de arte y música, con la participación de invitados nacionales e internacionales. La Medalla al Mérito fue entregada a Hazel de manos de Joachim Hahn, vicerrector académico.

Robinson empezó escribiendo en 1959 una serie de crónicas sobre el archipiélago en el diario El Espectador. Cuarenta años después publicó las novelas No give up, Maan¡ (2002), Sail ahoy!!! (2004) y El príncipe de St. Katherine (2009). Durante el Congreso se analiza toda su obra literaria, entre esas: Si je puis, I will, if I can.

             Hazel Robinson recibe la Medalla al Mérito en el VI Congreso de Literatura.

Una construcción y resistencia literaria desde el archipiélago

La jornada inaugural del Congreso de Literatura abrió con dos momentos: un análisis sobre la obra Si je puis, I will, if I can, de Joaquín Polo Monsalvo, Ph.D. en Filosofía de la Universidad Javeriana y un conversatorio entre Hazel Robinson y la profesora Adriana Rosas Consuegra, del departamento de Humanidades y Filosofía.

La obra Si je puis es una novela breve publicada en 2019, que aborda el tema de la libertad y consta de ocho capítulos. La novela recrea un paisaje sobre la historia de las islas, el de la libertad de los esclavos y el legado de la emancipación y evangelización del pueblo isleño.

                     Joaquín Polo Monsalvo durante su intervención.
                     Joaquín Polo Monsalvo durante su intervención.

“Este es un momento trascendental en la formación de la comunidad raizal del archipiélago, Hazel Robinson Abrahams con su inagotable romanticismo, con su entusiasmo no deja de hablarnos de las casas, te las canciones, de las historias de amor, del paisaje, del rumor del mar, las palmeras despeinadas por los vientos, de la lengua, del chisme y de los personajes.  Mientras nos va pintando el paraíso nativo de la época y nos va narrando lo que ella considera digno de recordar para estar siempre junto con sus verdaderos protagonistas”, exaltó Polo Monsalvo.

Una conversación para recordar

En la conversación de Hazel Robinson con Adriana Rosas la historia nos trasladó a la época expresada en cada una de las crónicas que escribió Hazel para el periodico El Espectador. Todas marcadas por un desconocimiento del mundo abierto, en el cual la autora se preguntaba si había algo más después de las dos islas. Todo ello plasmado en cada una de las hojas enviadas a Bogotá, con un sabor especial: el desconocimiento de ese lugar.

Robinson en el diario El Espectador comenzó a mostrar la cara de estas islas con sus crónicas tituladas ‘Meridiano 81’, publicadas entre junio de 1959 y mayo de 1960. Luego de más 60 años esta autora sigue mostrando el archipiélago al mundo a través de su escritura, con seis novelas y dos libros de cuentos.

       Robinson relató su experiencia siendo cronista en El Espectador.
       Robinson relató su experiencia siendo cronista en El Espectador.

“Cuándo comencé a escribir en El Espectador había un avión que llegaba cada 15 días, que llevaba 60 suscripciones. Yo recibía todas las del mes para buscar entre ellas lo que me interesaba, a mí solo me interesa una sección que se llama preguntas y respuestas de Go. Un día en la apertura del puerto libre alguien preguntó, ¿Por qué San Andrés y Providencia pertenecen a Colombia? Debido a que él creía que éramos de descendencia inglesa. Respondí que también veníamos de diferentes partes incluso de África, sin saber que era un continente en ese momento. Posteriormente mi respuesta apareció en una edición de El Espectador, lo cual me sorprendió. El proceso para responder las preguntas era eterno porque había que esperar nuevamente al avión, pero yo le daba mis escritos al piloto para llevarlos directamente al periodico”, evocó Hazel.

A su vez, la autora explicó que durante su aventura de escritura recibió una solicitud de Gabriel Cano, entonces director de El Espectador para que siguiera escribiendo sobre las islas. Al continuar con los escritos, Hazel afirmó que el proceso fue duro, porque en la isla no había el papel necesario para los textos, razón por la que los conseguía por cuenta propia. De esta forma pasaron varios meses hasta que recibió una invitación a Bogotá por parte de Cano, la cual se convirtió en una relación de tres, Hazel, Gabriel y el ajedrez.

“Cuando por primera vez me invitaron a El Espectador, fue también mi primera vez en Bogotá. Ellos pensaban que llegaba una señora de 40 años y yo tenía 20, estaba un poco asustada porque una cosa es ponerse a escribir y otra es hablar con un grupo tan grande. Cuando llegué ellos no sabían que hacer conmigo, tenían la duda de si era yo la escritora o no. Entonces me encuentro con Gabriel, para confirmar mi identidad, me invita a su casa y así fue como nació nuestra pasión por las tardes de ajedrez, tanto que durante una semana iba todas las tardes a escribir y jugar”, expresó la escritora.

Hazel ha sido considerada por la crítica como una novela fundacional, cuenta historias a la manera clásica, siguiendo un orden lineal con narrador omnisciente y una preocupación: no dejar que el interés del lector decaiga. Todo ello representado en sus crónicas.

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