Tanto el sábado como el domingo, el reloj marcó las ocho de la noche y el cielo caleño se cargó de expectativa. Miles de luces de celulares iluminaron las tribunas del estadio Pascual Guerrero, mientras el sonido inconfundible del Grupo Niche marcaba el inicio de una velada que la ciudad llevaba casi dos décadas esperando. Con Mi Valle del Cauca, los metales y la percusión abrieron el camino para lo que vendría: el regreso de Shakira a Cali después de 19 años.

El ambiente era una mezcla de nostalgia y euforia. Padres con sus hijos, parejas, grupos de amigos que habían viajado desde diferentes ciudades. El Grupo Niche repasó clásicos como Cali pachanguero y Gotas de lluvia, encendiendo el estadio y preparando a la multitud para el gran encuentro de la noche.

El rugido de una loba

A las 9:40 p. m., las luces se apagaron. En medio de una ovación ensordecedora, Shakira apareció caminando hacia el centro del escenario con la seguridad y la energía que la caracterizan. Vestida con un traje brillante, levantó el micrófono y saludó a Cali con emoción contenida: “Estoy aquí, y lo voy a dar todo esta noche. Definitivamente no hay mejor reencuentro para una loba que este”.
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