La hinchada fue protagonista en el estadio Metropolitano. Lloraron, brincaron y cantaron cada una de sus canciones, acompañando sin descanso al equipo de Curramba. Desde las tribunas, Barranquilla volvió a demostrar que cuando el Junior juega en casa, nunca está solo.
En el inicio del campeonato, el equipo rojiblanco respondió en la cancha con un contundente triunfo 3-0, regalándole una noche de alegría a su gente. Más allá del marcador, el Metropolitano se convirtió en una fiesta de orgullo, emoción y sentido de pertenencia por los colores que representan a la ciudad.
Los hinchas salieron felices, emocionados y orgullosos de haber comprado una boleta para apoyar al Junior en su casa. Porque ir al estadio no es solo ver un partido: es acompañar, creer y sentir. En Barranquilla, la hinchada responde… y el Junior también.
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